
La que abre las alas de sus sueños,
Para esconderte en sus adentros,
La fugitiva de la razón que el corazón
antepone y se refugia en tus brazos,
antes de decirte adiós.
Sí, soy la amante que te recibe,
solicita, sumisa, con su sonrisa,
sus pies descalzos que podrán
acariciarte y sucumbirán
en la hoguera que pernocta
inolvidable, irresistible para los dos.
Sí, soy la amante lista para recorrer
palmo a palmo tu piel tan mía,
que entrega cada parte de su ser,
Y se estremece con tu mirada mientras
te piensa en solitario, ya seducida, excitada
de solo pensar en tu llegada.
Llegas apresurado, colmas mis labios,
con el néctar acumulado de una semana,
suspiro amorosa muy cerca a tu oído
y el placer nos envuelve y nada es retroceder,
nos recorremos de la cabeza a los pies,
tomas en tus manos mi largo cabello,
me atraes hacia ti y de nuevo los besos,
te como, te saboreo, siento tu falo buscando
adentrarse en mis espasmos de luna llena.
No hace falta más para ser un rio tumultuoso,
en el que navega tu barca hasta que logramos
mirarnos extasiados y continuar esperando
nuestro segundo amanecer.
Si soy la amante y solo deseo amarte,
entregarme sin reproches, ni lamentos,
hacerte mío con la tenue caricia,
con el volcán que me forma,
con la fuerza de loba en celo que cuida
el placer y bienestar de su dueño.
Tus roncos murmullos, tu voz que me atrapa,
aun no me tocas y ya la miel se derrama,
Si soy tu amante, tu mar y tu viento,
la que te entrega su alma y su cuerpo.
La que te da y te recibe cuando del
mundo escapamos para amarnos de nuevo.
Sí, soy la amante y que.
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